Leyendas aparte, la verdad es que la ruta tiene un atractivo especial, en la que parecerá que sobrevuelan acantilados como si fueras una gaviota, en un vertiginoso recorrido de naturaleza viva que te acompañará en este viaje.
En San Andrés merece la pena detenerse un rato para observar las bonitas y estremecedoras vistas de los acantilados y participar en sus leyendas y fábulas.
Una de ellas es ir a la fuente de los tres caños donde dicen que unas gotas curan las dolencias. También hay una creencia de que una planta que crece en este entorno provoca el enamoramiento de las parejas o de la persona deseada.
Tanta superstición no podía ser realidad sin amuletos. Puedes comprar en los alrededores de la iglesia las vistosas y chillonas figuritas típicas de este lugar, conocidas como "Sanandresses" están echas con masa de pan, pintadas a mano con vistosos colores y representan diversos símbolos relacionados con el Santo.
La ermita aparece como posesión de la Orden de San Juan de Malta ó Jerusalem, dependiente de la encomienda de Portomarín. Pero la primera cita como santuario es del año 1391.
No se sabe cuándo surgen las leyendas sobre la fundación del propio santuario, con el fin de atraer romeros. Según ellas, San Andres, uno de los doce apóstoles llegó en barco hasta los acantilados de Teixido. Allí volcó la embarcación y quedó convertido en un peñasco conocido como "a barca de San Andrés".
Nadie le prestó ayuda, pero recibió de Dios la promesa de que tendría un santuario y una romería que duraría hasta el fin del mundo y que vivos ó muertos habrán que acudir al lugar.
Merece la pena deambular por la aldea, comer alguna percebe, comprar cosquillas y sanandresses. Y si va al atardecer de un día despejado no perder la puesta del sol...
Recomendamos llevar calzado cómodo y pasarlo muy bien!!
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